Por José Luis López
Jugar para aprender. Jugar para vivir
No entendería que a un niño o una niña no le gustase jugar. Detrás de ello se escondería una problemática personal o social muy profunda, seguramente ajena al juego. Porque jugar es una actividad tan natural en la infancia (e incluso se alarga mucho más allá en el tiempo), que la asocio con las necesidades y aspiraciones más innatas y ancestrales del ser humano. Por ejemplo, con querer ser feliz. E incluso, con simplemente vivir.
Jugar es fácil. Enseñar a jugar bien, es mucho más difícil. Pero resulta imprescindible en el proceso educativo de los niños y las niñas. La iniciación a cualquier deporte debe tener como punto de partida el juego. Pero no de cualquier manera. Ha de ser de forma global, lúdica y educativa, sin discriminar a los menos dotados. Unos juegos donde las risas y pasarlo bien son imprescindibles, pero junto a ello han de estar siempre presentes los valores, la integración de todos los participantes, la motivación, el componente pedagógico y educativo. Quien piensa que lo lúdico es contrario a lo formativo, o simplemente son cosas distintas, está muy equivocado. Jugar, considerado como la máxima expresión de lo lúdico en los niños y las niñas, es una parte esencial de la escuela de la vida desde las más tempranas edades. En el juego están la formación física, la iniciación a las habilidades y destrezas motrices, la adquisición de la técnica, el conocimiento del cuerpo, la adaptación al medio, la promoción de la participación en actividades recreativas, el desarrollo de las capacidades cognitivas, la comunicación y la relación interpersonal..., pero también están las emociones, los sentimientos, la vida, la felicidad.
No es fácil que el profesorado consiga que, de una u otra forma, todos los niños y niñas participantes en un juego se sientan de alguna forma ganadores. Pero es imprescindible que así sea. Porque aunque el primer punto del decálogo de los derechos del niño deportista sea el "derecho a no ser ganador", hay muchísimas maneras de ganar, de interpretar positivamente aquella actividad que tan buenos momentos ha proporcionado a los niños y las niñas. Existen la cooperación, la superación personal, el haber aprendido algo, o simplemente el sentirse bien dentro del juego. Todo eso es haber ganado.
Desde aquí aplaudo y valoro una profesión importantísima, la del profesorado que ha decidido educar a través del movimiento, las carreras, los saltos, los lanzamientos, las habilidades gimnásticas, los balones, la naturaleza, el material alternativo... Y también el descubrimiento guiado, la asignación de tareas, el trabajo en equipo, la educación en valores... Y por supuesto las emociones, las risas, el esfuerzo... Y, sin duda, jugar. Todo para formar, de forma integral, mejores personas en un futuro.
Para el comentario del artículo :
1º Establece de una
jerarquía de ideas. Identifica la idea principal y las secundarias del texto
y organízalas a través de la elaboración de un resumen.2º Expón y cuestiona tu opinión personal al respecto.
Contesta, si te parece oportuno, las siguientes preguntas : ¿ Cómo son para ti las clases de E.F., qué cambiarías, que echas de menos...?
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