Es difícil explicar el sentimiento de satisfacción interior
que uno experimenta sobre el tren de sus
propias piernas...
Salgo de casa y
comienzo a un ritmo suave, que cosquillea mis músculos y acelera progresivamente mi ritmo cardiaco. Mi
pupila es un sinfín de colores y formas que atravieso y esquivo. Mis alveolos
se inyectan de olores dulces, o amargos, de flores, de tierra, de musgo.
Acelero el ritmo y mis pasos se acomodan a una vegetación permanente o cambiante.
Mi piel responde al calor , a la humedad, al sol y las sombras , expandiendo
sus poros y dilatando mi alma...
Miro a un horizonte sin meta y siento sobre mi piel una caricia constante.
" El júbilo del corredor, es un hecho, no ficción..."
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