ARTÍCULO PARA COMENTAR : Febrero 2018


POR   LARA MORENO 

Socialización y adquisición de valores en el deporte escolar



Cada semana vemos en los entrenamientos cómo técnicos poco formados (no en todos los casos, pero sí en la mayoría de clubs pequeños, donde jugadores de la casa se encargan de entrenar a los más pequeños), están enseñando a niños cómo jugar a fútbol, sin tener en cuenta en ningún momento la edad de los niños, sus capacidades físicas en función del momento evolutivo en el que se encuentran, sus motivaciones...

Los niños pueden aprender muchos valores a través de la práctica deportiva, y desde la sociología y la psicología deberíamos ayudar a los agentes implicados (entrenadores, padres…) a enseñar y poner en práctica estos valores en los niños, empezando por aplicárselo ellos mismo.

Relación entre socialización, adquisición de valores y deporte.

La socialización es un proceso que sucede durante toda la vida del individuo, pero que se manifiesta de forma más evidente durante la infancia, cuando niños y jóvenes van configurando su personalidad como futuros adultos en función de los estímulos que reciben en sus interacciones sociales.

Durante este proceso, las personas aprenden conductas y actitudes culturalmente apropiadas. En el contexto deportivo suceden interacciones sociales, y por el grado de implicación e influencia que genera el deporte, se convierte en un buen agente socializador. Un importante componente de la socialización es la transmisión de valores, y en este contexto, el entrenador se convierte en un modelo para los deportistas (Berber, 1982), por este motivo es necesario que esté formado en este aspecto, para poder ayudar a los niños a una adquisición correcta de estos valores.

¿Por qué debemos enseñar a los niños estos valores?

Durante la niñez, los niños y niñas van formando su personalidad, a partir de todo lo que van descubriendo, es decir, los modelos de conducta que observan, las normas que se les enseña (o no) a cumplir… La práctica de la actividad física contribuye a la construcción de esta personalidad, ya que pasa por la interiorización de unos valores, como la autoexigencia, la competitividad, el sentimiento de pertenencia a un grupo, la confianza en las posibilidades de uno mismo, la superación,…Además de la adquisición de unas normas, tanto las propias del deporte que practican, como las del club al que pertenecen.

Pero el deporte por sí mismo no genera estos valores, sino que hay que hacer un uso correcto de la práctica deportiva para que los niños puedan adquirirlos de manera adecuada. Por ello, como mencionábamos anteriormente, es importante que los agentes implicados tengan formación sobre cómo y qué promover en los escolares.

Para empezar, es importante conocer qué valores están implicados en la práctica deportiva, qué beneficios o utilidades pueden tener, y el porqué de su importancia. Existen 3 tipos de valores que los niños pueden adquirir en la práctica deportiva: Valores morales, valores de salud y valores utilitarios.

 - Valores morales: en el deporte escolar, los niños se encuentran aún en fase de aprendizaje de normas y reglas, y están formando su personalidad, por este motivo es importante enseñarles cuáles son los valores compartidos y socialmente aceptados. Hablando de deporte, algunos de los valores morales que podemos transmitir a los niños son: cooperación, tolerancia, honestidad, responsabilidad, cordialidad, compañerismo, o Fair-Play.


 - Valores de salud: se trata de los hábitos de higiene (alimentación y descanso) y limpieza. Es importante a estas edades que los niños adquieran estos hábitos de una forma correcta, como por ejemplo, ducharse después de la práctica deportiva (especialmente en adolescentes y preadolescentes). Esta práctica ayuda también a la socialización de los niños dentro del equipo, ya que se lleva a cabo dentro del vestuario, un espacio común donde los niños se ven obligados a compartir espacios y/o material, y donde se encuentran todos juntos y pueden hablar de sus cosas. Por otro lado, actualmente estamos encontrando en la sociedad muchos niños con problemas de obesidad (y hacia la adolescencia muchos casos de niñas con trastornos alimentarios como anorexia y bulimia), por ello es importante fomentar la práctica deportiva, y unos buenos hábitos de alimentación, y de salud en general.

 - Valores utilitarios: mediante la práctica deportiva, los niños pueden aprender a ser responsables, competitivos (de una manera sana), a esforzarse, a ser perseverantes, a tener capacidad de planificación y toma de decisiones, tolerancia a la frustración, potenciando la confianza en si mismos y en sus posibilidades, y tener un buen nivel de autoestima. Esto pueden conseguirlo haciendo del deporte escolar un medio de diversión, donde pueden relacionarse con otros niños y pasárselo bien, no viendo solo el aspecto competitivo y los resultados obtenidos.
¿Cómo podemos ayudar a los niños a adquirir estos valores?

Primero de todo, tenemos que hacer conscientes a todos los agentes implicados en la socialización y educación del niño relacionados con la práctica deportiva de la importancia o la necesidad de que el niño los adquiera, y en segundo lugar, deben entender la importancia de su implicación para que se lleve a cabo. Eso significa que tienen que ser conscientes que se trata de niños, que van a practicar deporte para pasárselo bien, que también quieren ganar, pero que eso no debe ser lo primordial, ya que si fomentamos el ganar a cualquier precio, o si solo valoramos la victoria, es probable que muchos niños abandonen el deporte y con ello sus beneficios. Para ello, hay que sensibilizar y concienciar a los clubs deportivos sobre los objetivos que persigue el deporte escolar, que son más formativos y de diversión y menos de rendimiento, y aunque en la teoría muchos clubs promueven estos objetivos, un suelen llevarlos a la práctica.

Desde mi punto de vista, los objetivos educativos y formativos son determinantes para la práctica del deporte en estas edades. Por ello, es importante que la escuela esté implicada en la planificación de las actividades deportivas de los niños, para que se diseñen desde el punto de vista pedagógico. Así colaborará en la formación integral y de socialización de los niños. Por este motivo es importante que las escuelas y las entidades deportivas (clubs, federaciones…) tengan buena comunicación, para poder aplicar o diseñar esta planificación deportiva conjuntamente, adaptándola a cada etapa evolutiva y que así sea más provechosa y beneficiosa para los escolares.

Tratándose de deporte, deberían empezar por promover el Fair-Play, tanto en entrenamientos como en partidos, por parte de los entrenadores y por parte de los padres, ya que en muchas competiciones en edades formativas podemos observar como son los propios padres los que incitan a sus hijos a cometer faltas o incluso agresiones a rivales, o directamente ellos mismos cometen agresiones verbales (o incluso en ocasiones físicas) contra otros padres y contra los árbitros. Igualmente, desde los banquillos se escucha muchas veces a entrenadores insultando a los árbitros, no respetando sus decisiones o incitando a los niños a cometer faltas o a “dejarse caer” para engañar al árbitro. En resumen, estos agentes están en muchas ocasiones más preocupados por el resultado que en el desarrollo y aprendizaje de los niños, y en que disfruten jugando, y les empujan a ganar a cualquier precio, sin darse cuenta de las repercusiones que esto puede tener en su desarrollo como personas.

En iniciación deportiva, los niños deben aprender a cumplir normas, tanto las propias del juego como las del equipo y la entidad. Así mismo, se pone en práctica el respeto de las normas de la sociedad. Por ello, desde las entidades deportivas se debe fomentar la enseñanza y cumplimiento de estas normas, así como el respeto entre compañeros, al rival, al árbitro y a los entrenadores, y a cualquier otra persona implicada. Por ello, es fundamental fomentar la solidaridad y la cooperación entre ellos e inculcarles tolerancia y respeto.

Otro aspecto a tener en cuenta es la importancia de animarlos para que se esfuercen al máximo y lo hagan lo mejor que puedan dentro de sus posibilidades. Para ello, deberían dar oportunidad de jugar a todos los niños, y felicitarlos por el trabajo y esfuerzo realizado en cada entreno y partido, aunque se pierda, de lo contrario, los niños “se quemaran” (burnout) y probablemente dejen la práctica deportiva mucho antes de lo que les gustaría. Actualmente, en el deporte escolar (al menos en fútbol hasta la categoría infantil), existe la norma de que todos los jugadores deben haber salido a jugar como muy tarde en el tercer cuarto (desde este año, hasta esta categoría se han dividido los partidos en cuatro partes iguales para fomentar la participación). Pero esta norma también tiene su trampa, si a un entrenador, que dirige su juego hacia los resultados, tiene un jugador (o varios) que no le interesa sacar en un partido (o en varios), basta con que no les convoque ese fin de semana. Si este hecho no se corresponde con una sanción (por faltas en el juego o en el equipo), este jugador no encontrará sentido a esforzarse en los entrenamientos, ya que no tendrá la recompensa del partido, que es lo que todos los niños esperan.

Por este motivo, antes de inscribir a un niño en un club, los padres deben informarse bien sobre los objetivos del club y de esa categoría en particular, ya que si están buscando un equipo en el que se juegue a fútbol por diversión, sin importar resultados, en el que no exista una orientación al rendimiento, puede que se estén equivocando de equipo, y que en este su hijo no juegue tanto cómo le gustaría ni disfrute lo suficiente. Dentro de una misma categoría, suelen existir varios equipos (A, B, C,...), y en función del objetivo de los deportistas, también sería interesante tener esto en cuenta, ya que si quiere jugar, tal vez le interesa más estar en un equipo C, D,... que suelen jugar en categorías inferiores, que en un A, que suele luchar por no descender de categoría, o por conseguir unos resultados concretos, y en estos casos, suele haber en los equipos jugadores con más minutos por su calidad, y otros que, aunque hayan realizado un buen trabajo durante la semana, van a jugar solo unos minutos.

Desde el deporte escolar, también se puede enseñar a los niños la importancia de practicar ejercicio físico regular y llevar a cabo unos buenos hábitos alimentarios, ya que la comida es lo que les aportara la energía necesaria para poder rendir tanto en el campo como en las actividades del día a día, y de esta manera también, hacerlos conscientes de la importancia de una buena alimentación para prevenir posibles casos de trastornos alimentarios, tan de “moda” últimamente, y cada vez entre población más joven. También se pueden fomentar unos buenos hábitos de higiene, tanto de aseo personal tras la práctica deportiva, como de sueño, enseñando tanto a padres como a deportistas la importancia de alimentarse y descansar bien, y ofreciéndoles puntualmente pautas para que lleven a cabo unas rutinas lo más adecuadas posible para la edad y gasto energético de los niños.

En mi opinión, los padres, como agentes de socialización primarios, deberían inculcar a sus hijos el gusto por la práctica deportiva, realizando actividades con ellos en su tiempo libre, y ofreciéndoles todo el abanico de alternativas deportivas de su municipio, para que ellos puedan escoger aquel que más les guste. Los padres deberían preocuparse de investigar un poco las características de cada club, es decir, que tipo de valores promueven, si sus técnicos están formados,... Además, deberían implicarse en la práctica deportiva de sus hijos, eso implica que no se limiten a dejarlos en el campo e irlos a buscar, ni que muestren disgusto por tener que llevarlo a jugar (por la hora, por el frío,…) sino que se preocupen por si se lo pasan bien, ir a ver sus partidos y algunos entrenamientos, animar al equipo, ayudar a la infraestructura (aportar coche de vez en cuando –organizándose con el resto de padres- para los desplazamientos).

Como he comentado a lo largo del trabajo, también es muy importante que los padres sean buenos modelos de conducta en las gradas y una vez fuera del campo (cuando comentan el partido con sus hijos). Deben enseñar a respetar al resto de participantes (jugadores, entrenadores, árbitros y público), materiales y espacios.


Desde el club deportivo, creo que es importante que se exija a los entrenadores, ya que van a ser educadores de niños, que tengan una formación adecuada. Esto significa que en la escuela de entrenadores deben tener en cuenta que van a entrenar niños de diferentes edades y se debería enseñar las diferencias evolutivas y las necesidades de cada etapa, así como habilidades pedagógicas, para adaptar los entrenamientos lo mejor posible para cada categoría.

Conclusiones finales

Es importante que la práctica deportiva se dé de una manera adecuada, ya que esto influirá en el desarrollo psicológico de los niños, afectando en la adquisición de cualidades psicológicas básicas como la superación de uno mismo, el trabajo en equipo, o específicas como saber ganar y saber perder, jugar limpio, tener autocontrol, … Por el contrario, una mala gestión de la práctica deportiva podría tener efectos negativos tales como baja confianza o autoestima, falta de autocontrol, deterioro en la relación familiar, déficits en habilidades sociales o actitudes agresivas e intolerantes, entre otras.

Tras esta exposición sobre la importancia de la adquisición de valores en edad escolar, destacar que tanto padres como entrenadores, son responsables en gran medida tanto de las consecuencias sobre el desarrollo psicológico como físico que tendrá la práctica deportiva sobre los niños. Por ello, tanto psicólogos como sociólogos del deporte, deben trabajar para que éstos, como agentes implicados en la socialización y en la práctica deportiva de sus hijos y jugadores, se impliquen en el proceso de formación. Eso requiere enseñarles ciertos conocimientos y habilidades para que puedan ponerlos en práctica.

¿Cómo hacemos esto? En cuanto a los padres, creo que la forma más indicada es realizando, conjuntamente con los entrenadores, charlas al inicio de la temporada, en la que se expliquen tanto los objetivos de la temporada a nivel deportivo como a nivel de “formación de personas”, para que sean conscientes del nivel de implicación que tendrá la práctica deportiva en la formación de su personalidad y en su bienestar psicológico. Es importante hacerles reflexionar sobre las causas o razones que motivan actitudes negativas de los jugadores, el papel que tiene el entrenador en esto, el que tienen ellos como padres,... Para que adquieran conciencia y se impliquen. Además, realizar puntualmente a lo largo de la temporada, otras sesiones formativas sobre hábitos de salud/higiene o una valoración sobre aspectos que hayamos podido observar buenos (sobre su gestión o la de los entrenadores, y que está ayudando al correcto desarrollo de sus hijos), y otros no tan buenos y susceptibles de mejorar.

A nivel de los entrenadores, podríamos trabajar también en la planificación de la temporada, realizando del mismo modo sesiones formativas sobre valores, habilidades pedagógicas y características de cada ciclo evolutivo (por ejemplo), y el mismo tipo de reflexiones, para que lo puedan poner en práctica en el desarrollo de las sesiones de entrenamiento y partidos, presenciando posteriormente algunos entrenamientos para poder corregir aquello que sea mejorable.

Si sociólogos y psicólogos del deporte trabajamos juntos en esta línea, creo que la práctica de ejercicio físico en edad escolar sería mucho más beneficiosa de lo que lo es actualmente. Para ello hace falta también el apoyo y la concienciación de las instituciones, para que empiecen a contar con este tipo de profesionales entre sus filas.

Autora: Blanca Zaballos (http://psicodeldeporte.blogspot.com.es/p/sobre-mi.html)
Fuente: http://psicodeldeporte.blogspot.com.es/2012/03/socializacion-y-adquisicion-de-valores.html


Ideas principales

En este artículo, la autora nos explica que la práctica deportiva influye en el desarrollo psicológico de los niños y por eso es importante que se imparta de una manera adecuada.
La socialización es un proceso que sucede durante toda la vida del individuo, pero es más evidente durante la infancia, cuando las personas aprenden conductas y actitudes culturalmente apropiadas.
En la práctica deportiva se producen interacciones sociales que sirven para la transmisión de valores, por lo que el entrenador se convierte en un modelo para los deportistas. Con el deporte pueden adquirir cualidades psicológicas positivas como la superación, el trabajo en equipo, saber ganar y saber perder, jugar limpio o tener autocontrol. Si la práctica deportiva no se imparte correctamente, puede tener efectos negativos como baja autoestima, falta de autocontrol, deterioro de la relación familiar, falta de habilidades sociales o actitudes agresivas e intolerantes. Por este motivo es necesario que los entrenadores estén bien formados para poder ayudar a los niños a adquirir correctamente estos valores.

También es importante que la escuela participe en la planificación de las actividades deportivas, para colaborar en la formación integral y de socialización de los niños.
Los tres tipos de valores que se pueden adquirir con una práctica deportiva correcta son:
-        Valores morales:  cooperación, tolerancia, honestidad, responsabilidad, cordialidad, compañerismo, o juego limpio.

-        Valores de salud:  hábitos de higiene (alimentación y descanso) y limpieza.

-        Valores utilitarios:  aprender a ser responsables, competitivos (de una manera sana), a esforzarse, a ser perseverantes, a tener capacidad de planificación y toma de decisiones, tolerancia a la frustración, potenciando la confianza en sí mismos y en sus posibilidades, y tener un buen nivel de autoestima.
Ideas secundarias

Lo más importante es que todas las partes implicadas en la socialización y la educación del niño sean conscientes de que los niños van a practicar deporte para pasárselo bien, que también quieren ganar, pero que eso no debe ser lo primordial. Si solo se fomenta o se valora la victoria, muchos niños abandonarán el deporte y con ello sus beneficios. Hay que sensibilizar y concienciar a los clubs deportivos de que los objetivos del deporte escolar son más formativos y de diversión y menos de rendimiento y, aunque en teoría muchos clubs promueven estos objetivos, no suelen llevarlos a la práctica. Por este motivo, antes de inscribir a un niño en un club, los padres deben informarse bien sobre los objetivos del club y de esa categoría en particular.

Los padres son los principales agentes de socialización y deberían inculcar a sus hijos el gusto por la práctica deportiva realizando actividades con ellos en su tiempo libre, implicarse en la práctica deportiva de sus hijos y ser buenos modelos de conducta en las gradas y fuera del campo. Deben enseñar a respetar al resto de participantes (jugadores, entrenadores, árbitros y público), materiales y espacios.

Los clubs deportivos deben exigir que los entrenadores tengan la formación adecuada, que conozcan las diferencias y las necesidades de cada etapa y que tengan habilidades pedagógicas para adaptar los entrenamientos lo mejor posible para cada categoría.

Opinión personal

Estoy totalmente de acuerdo con la autora y, aunque mi experiencia personal con el deporte no ha sido esa, he podido ver algunos ejemplos. Los profesores de educación física de colegios e institutos son diferentes, sí tienen en cuenta el desarrollo psicológico y emocional de los alumnos, pero muchos entrenadores de los polideportivos o clubs deportivos están tan centrados en ganar que se olvidan de que están tratando con niños que se están formando como personas y son muy vulnerables. He visto abandonar distintos deportes a personas que conozco porque no se sentían respetados, porque sentían que no daban la talla o porque se sentían excluidos del grupo de “los buenos”. Es muy difícil encontrar una oferta deportiva equilibrada, que piense tanto en la competición como en el bienestar emocional de los jugadores.

Por otra parte, es cierto que el deporte, especialmente los deportes de equipo, favorece la socialización y te permite adquirir buenos hábitos de vida (ejercicio y alimentación, por ejemplo). Además del propio ejercicio que es bueno para la salud, también te preocupas por tener una buena alimentación para mantenerte en forma y tener fuerza física.

Uno de los aspectos que menos se cuidan en la práctica deportiva en el entorno en el que vivo es la higiene después del deporte. La mayoría de los clubs deportivos no inculcan a los jugadores la importancia de un hábito de ducha o lavado después del entrenamiento o partido. De hecho, muchas instalaciones donde se juega y se entrena no tienen duchas o aseos apropiados e, incluso, son los entrenadores los que te piden que te cambies rápido para poder volver a casa, sobre todo cuando se juega fuera y tienes que volver en bus.

En conclusión, se debería animar a todos los niños a practicar deporte y se debería exigir a los entrenadores, monitores deportivos y clubs que tengan los conocimientos suficientes sobre el desarrollo infantil para crear un entorno seguro y eficiente.



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